Martes 5 de agosto, 2003. San José, Costa Rica.

Jorge Luis Rivas, quien estuvo al borde de la muerte debido a un balazo en la sien derecha, permanece fuera de peligro en el Hospital Nacional de Niños.

¡Se salvó Jorge!

Nicolás AGUILAR R. / Al Día

Tras cinco días en coma, los médicos más optimistas no esperaban que sobreviviera. Sin embargo, Jorge Luis Rivas Hernández, de 11 años, baleado en la cabeza el 18 de julio anterior, está por ser dado de alta del hospital.

“Honestamente creímos que no saldría de esta. Cuando entró al hospital venía en estado crítico”, recordaba ayer el Dr. Marco Vargas Salas, jefe de la Unidad de Traumas del Hospital Nacional de Niños.

El menor recibió un balazo en la sien derecha; el proyectil se fragmentó y al menos cinco trozos metálicos de este se alojaron en su cerebro.

Los médicos no habían detectado hasta ayer secuelas de importancia, a excepción de posible sordera en el oído derecho.

Aunque los profesionales analizan la posibilidad de someter a Rivas a una delicada operación, para extraerle los restos de la bala, es muy probable que decidan dejar las cosas como están y darle de alta en cualquier momento.

“Es como sacarle las pasas a un pastel... El queque terminaría destrozado”, afirmó Vargas, y señaló que es muy frecuente dejar el proyectil en la persona herida para no causarle más problemas.

El galeno calificó como extraordinario lo hecho por el padre de la criatura, el primero que lo atendió tras el balazo, a los paramédicos de la Cruz Roja, al personal de la Clínica de Aserrí, así como a enfermeras y doctores del Nacional de Niños.

En los últimos dos años, cinco menores han ingresado al Nacional de Niños con un proyectil en la cabeza y solo Rivas vivirá para contarlo, recordó Vargas.

Lucas Marino Rivas, padre del menor baleado, aseguró que caminará con su hijo en brazos hasta la Basílica de los Angeles para “pagar una promesa a Virgen”.
Como un milagro

El pequeño, quien cursa cuarto año en la Escuela de León Trece, salió repentinamente de un estado agónico y, desde hace varios días, luce tranquilo, come y habla casi normalmente, según familiares.

“Para mi es un milagro. Yo se lo encomendé a la Virgen de los Angeles y cuando salga lo tengo que llevar alzado desde Tres Ríos hasta el altar de La Negrita para pagar una promesa”, dijo su padre.

Para el Dr. Vargas, además del tratamiento preliminar brindado al escolar tras recibir el balazo, en su recuperación incide “la predisposición del niño y sus ganas de vivir”.

“Es el primer niño que, en mucho tiempo, sale con vida, y con un balazo en la cabeza, de este hospital”, reiteró.

Rivas resultó herido cuando disfrutaba en una finca donde labora su padre, en El Tigre de Tarbaca, Aserrí.

El OIJ presume que el disparo fue hecho con una carabina, pero, aunque identificó al sospechoso, hasta ayer no contaba con pruebas para acusarlo penalmente.

Al parecer, el responsable cazaba ardillas y una de las balas disparadas por él se incrustó en la cabeza del menor.

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